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Para hoy os traemos otra inmersión de buceo. Se trata de la Segunda Ensenada, un punto que se encuentra pasando Les Rotes y un poco antes de los pies del faro del Cabo de San Antonio.
Profundidad máxima: 20m
Profundidad alcanzada durante la inmersión: 16,1m
Tiempo de inmersión: 45min.
Llegamos al centro. Para este día elegimos el centro de Jose Ra, Mon Diving, ubicado en el mismo puerto de Denia. Nunca habíamos buceado con ell@s, pero tenemos que decir antes de empezar que mejor trato por él y de sus buzos, Alba y Alejandro, imposible. Gente muy dada a su trabajo, a hacerte pasar un rato increíble y a que te sientas como si hubieras buceado con ellos desde siempre.
Iniciamos el trayecto desde el puerto de Denia rumbo hacia Les Rotes. Un poco antes de llegar, encontramos un globo en la superficie, de esos que hinchamos con helio y que nos pensamos que llegan al cielo…Pues no, caen en algún punto y esta vez, por desgracia, cayó sobre el mar. Un pequeño pero gran gesto por parte de Jose Ra, que era quien llevaba la barca, fue dar inmediatamente la vuelta y recogerlo. Quizás no tenga nada que ver este dato con la temática de la actividad, pero sí me apetecía destacar o incluir este detalle en ella, ya que me pareció generoso por su parte y demostró que realmente es consciente de la problemática que sufre nuestros mares, para él o ell@s, su lugar de trabajo.
Llegamos al punto de la inmersión, con esas rocas convertidas en acantilados que hacen que te sientas pequeñ@. Esta vez nos acompañará Alejandro, quien nos hace el briefing antes de iniciar. Descendemos y el turquesa empieza a envolvernos, con todos esos bancos de peces y esa paz que solo puede darnos el fondo a las personas que lo disfrutamos y necesitamos a partes iguales.
Nos encontramos en la Reserva Marina del Cabo de San Antonio, un lugar repleto de especies y un fondo en el que se alternan las rocas y pasadizos con los claros arenosos. También algún arco. Nos gusta bucear a un ritmo lento para poder disfrutar del recorrido, de cada rincón, en busca de todos los habitantes del azul que quieran salir a nuestro encuentro.
Tuvimos la suerte de encontrarnos con una preciosa morena que salió a curiosear de su agujero y una pequeña sepia, además de numerosos bancos de peces típicos de esta zona de los cuales disfrutamos también.
Lo bonito del mar es que ningún día será igual, lo que hace que cada inmersión sea un regalo único.
Tras 45 minutos de inmersión, volvemos a superficie, siempre con ganas de volver y con las pilas cargadas por todas esas imágenes que nos regala el azul.